Un gol de Rodrigo en la primera parte y un trabajo defensivo
espectacular de todo el equipo dieron al Valencia el pase a octavos de final de
Liga de Campeones, frente a un Ajax que se encuentra eliminado del torneo.

Los hombres de Albert Celades han conseguido por séptima vez
en la historia del Valencia el pase a octavos de la máxima competición europea,
algo que no se daba desde 2012, y dieron una alegría infinita a los mil 500
aficionados que se acercaron a Ámsterdam.

Fue un encuentro vibrante, tenso, eléctrico y largo, muy
largo. El trabajo colectivo atrás y un latigazo en el momento correcto dieron
la victoria al Valencia, que pasa como primera de grupo con 11 puntos junto al
Chelsea. El Ajax por su parte continuará su aventura continental en la Liga
Europa, un premio que le sabe poco a una escuadra que la temporada pasada llegó
a las semifinales.

El guion del partido en la primera parte fue cómo se
esperaba, con los holandeses al ataque desde el primer minuto y el Valencia
agazapado, esperando su oportunidad. La fuerte y asfixiante presión de los
locales provocaron numerosas pérdidas de pelota por parte de los de Celades.

Un disparo de Van de Beek que Doménech mandó a córner y otro
de Tadic que dio en el exterior de la red hizo vibrar a la grada. El Valencia
sufría para mantener la portería a cero, pero las tornas cambiaron poco a poco.

Las internadas de Gameiro, los balones robados de Parejo y
algunos fallos de comunicación entre los jugadores del Ajax fueron el presagio
de que las hazañas, si se planean bien, pueden salir. Los goles del Chelsea en
Londres dejaron claro a los dos equipos que no podían esperar el fallo de los
ingleses.

El gol del Valencia llegó en el 24 gracias a una internada
de Ferran Torres. Al extremo derecho le dejaron espacio para pensárselo y, en
lugar de disparar, le dio un excelente pase a Rodrigo que el delantero no
desaprovechó, batiendo a Onana por arriba.

Los últimos minutos de la primera parte fueron un ir y
venir. Un ángel de la guarda llamado Gayà apareció por la portería de Doménech
y sacó, en la línea, una pelota que peinó Van de Beek y que la grada ya cantaba
como gol.

Sin embargo, el Valencia pudo hacer otro en las siguientes
dos jugadas. La primera la salvó Onana con un pie, la segunda fue un derechazo
de Parejo que terminó fuera.

En la segunda parte se dio una alteración del factor
tiempo-espacio digna de un estudio científico. Para los de Celades, las manijas
del reloj se ralentizaron, los minutos parecieron horas y tocó sufrir. Para los
de Ten Hag, el cronómetro voló a la velocidad del rayo.

Fue un asedio en toda regla por tierra, mar y aire. El
Valencia se defendió como un gato panza arriba gracias a un trabajo colectivo
en general que contó con un Diakhaby espectacular, atento, y un Domenéch muy
acertado. El portero que hizo una parada en dos tiempos fundamental en el 57.

El Ajax llegaba, pero no mordía. La conexión Van de Beek – Ziyech
funcionaba, pero el marroquí estuvo desconocido y mandó fuera casi todas las
que tuvo. Cuando uno de sus disparos llegó a portería, aparecía Domenéch para
despejarla a córner.

El final del partido fue tenso. Ten Hag, a la desesperada,
quitó a Tagliafico y metió a Siem de Jong, pero fue Lisandro Martínez quien
casi cambia el rumbo con un disparo casi en el descuento que atrapó otra vez el
guardameta valencianista. A dos del final, un cabezazo de Gabriel Paulista a
Tadic tras una provocación del serbio significó la expulsión del central.

Y luego, el pitido final del árbitro, un sonido que sonó a
gloria en los oídos de los valencianistas y a llanto de rabia en los de los
holandeses.