En el mundo, cerca de dos mil 895 lenguas vivas están en
riesgo de desaparecer en este siglo. “El escenario es desgarrador”, afirmó
Cecilia Rojas Nieto, del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) de la
UNAM.

“Como si se tratara de un reloj biológico, se estima que
cada dos semanas desaparece una lengua, pues se pierde el último de sus
hablantes”, destacó la también académica del Centro de Lingüística Hispánica de
la Facultad de Filosofía y Letras.

En el marco del Día
Internacional de la Lengua Materna, que desde 2002 se conmemora el 21 de
febrero para promover el multilingüismo y la diversidad cultural, dijo que “el
lenguaje es un fenómeno intrínsecamente humano, pero algunas lenguas son un
producto cultural en peligro”. Son una de las más frágiles creaciones del ser
humano, que permanece en tanto haya hablantes que las usen como medio de
comunicación habitual en todo tipo de situaciones y medios.

Los aproximadamente siete mil 500 millones de personas que
pueblan la Tierra hablan cerca de siete mil doscientas lenguas, pero la
distribución de los hablantes no es equitativa.

La experta expuso que
un puñado de lenguas tiene millones de hablantes; en contraparte, millares de
lenguas tienen menos de 10 mil hablantes. “Dos mil 895 lenguas -cerca del 40
por ciento– tienen menos de mil hablantes y están en peligro de desaparecer,
mientras que 23 lenguas son habladas por más de la mitad de la población
mundial”, remarcó.

“La permanencia de una lengua depende de que haya quién la
conozca, la utilice y la transmita de generación en generación”. El fenómeno de
lenguas sin hablantes es un resto arqueológico, y solo cuando se habla, se
interpreta, lee o escribe, vuelve a vivir.

Las lenguas mayoritarias como el inglés, chino mandarín,
hindi y español, desplazan gradualmente a lenguas minoritarias. Los hablantes
de lenguas minoritarias relegan el uso de su primera lengua, la que escucharon
y aprendieron de sus padres en el seno de su comunidad, hasta el punto de
dejarlas prácticamente en el olvido.

En México, abundó Rojas Nieto, las lenguas originarias –en
nuestro territorio suman 68 agrupaciones lingüísticas– paulatinamente son
desplazadas con el uso del español.

“Para que permanezcan es indispensable que se transmitan de
manera continua y activa de padres a hijos. Lamentablemente cada vez es más
frecuente que este proceso sea interrumpido. Esto se transparenta en reportes
del INEGI sobre el uso de lenguas originarias entre los menores de edad: el
porcentaje de hablantes en el grupo etario de 5 a 9 años es menor que en el
grupo de 10 a 14”, dijo.

La especialista en adquisición del lenguaje abundó que los
niños empiezan a usar en casa la lengua mayoritaria y a desplazar la originaria,
muchas veces por la decisión paterna de impulsarlos a hablar español, pues
consideran que les brindará un mejor medio de vida. “Atrás de esta decisión
está la inequidad, la falta de respeto y la abierta discriminación hacia lo
indígena”.

Migración lingüística

Los hablantes de lenguas mayoritarias favorecemos que las
minoritarias se reduzcan y eventualmente desaparezcan. En nuestro país, los
hablantes migran no solo geográficamente, sino de lengua, subrayó.

Rojas Nieto refirió que en estudios de sociolingüística de
la Universidad de Arizona se ha encontrado que entre hablantes del náhuatl se
presentan actitudes contrapuestas respecto a su lengua: la valoran por
vincularlos a sus tradiciones, pero a la vez consideran que no les conviene
hablarla si pretenden insertarse en sistemas más favorables de supervivencia.

Es necesario reducir
y eliminar los motivos que conducen a la ambivalencia de los hablantes, así
como crear conciencia social y fortalecer en la educación el respeto a la
diversidad. Además, en las comunidades se deben tener escuelas y maestros
bilingües, pues de otro modo “se favorece el desplazamiento lingüístico”,
sentenció.