Xalapa, Ver.- Historias de vida, de lucha, de fuerza, de maternidades valientes y decididas, pero también de obstáculos, de dudas, pérdidas y miedos que, no obstante, fueron superados para conquistar y cambiar un mundo cada vez menos dominado por hombres, fue parte de lo que compartieron tres científicas: Irma Liliana Domínguez Cañedo, María Cristina Piña Barba y Rocío Córdova Plaza, durante el conversatorio Mi Vida en la Ciencia.
Como parte de la feria virtual Chicas en la Ciencia 2021, que se desarrolla en el marco del Día Internacional de las Niñas y las Mujeres en la Ciencia, la directora del Instituto Municipal de las Mujeres (IMMX), Yadira Esther Hidalgo González, moderadora del conversatorio, destacó que esta iniciativa tiene el objetivo de que las niñas y mujeres conozcan a referentes del campo científico y lo que han hecho a lo largo de sus vidas para destacar en distintos campos, ya que, de acuerdo con ONU Mujeres, sólo 28.3 por ciento de las plazas y lugares en el nivel mundial lo ocupan las mujeres.
DIFÍCIL ACCESO
Irma Liliana Domínguez Cañedo, ingeniera química y directora de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Veracruzana (UV), manifestó que su interés por la ciencia y la ingeniería comenzó con sus clases de secundaria: “Fue el primer gusanito, además de que era buena para las matemáticas y la física. Mi gran mentor fue Arturo Morales, él me enseñó el amor a la química”.
Dijo que hoy en día ya no hay límites para las mujeres, pero depende mucho de con quién te encuentres en el camino. “Me crié con un hombre maravilloso, era joyero, orfebre, y le tenía mucho respeto a lo que le platicabas. Cuando decidí ser química mis padres me apoyaron y, más importante, promovieron más mi interés por seguir”.
Como profesora, más que conocimiento, lo que tiene que promoverse es una actitud ante la vida. “Nos toca impulsar y proteger a la mujer, escucharla, no todo es conocimiento, no todo está en el pizarrón o un libro, sino en el corazón”, dijo.
María Cristina Piña Barba, investigadora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dio a conocer que desde pequeña fue una niña soñadora: “Siempre hablaba con la Luna todos los días, y estaba convencida de que existían los marcianos. Yo quería viajar a la Luna y a Marte, quería ser astronauta, pero te vas dando cuenta de la realidad y te vas ubicando. Me quedé en la carrera de Física y fui inmensamente feliz”.
Sin embargo, dijo que fue muy duro, ya que se educa a las niñas para ser mamás, además, “no sólo te limitan en tu salud, sino en lo que lees, en tu ser. En las clases de posgrado tenía compañeros a los que yo les pasaba las tareas, y ellos sacaban 10 y a mí me llamaban la atención por copiar. Mientras no cambien en nuestras casas las cosas, siempre estaremos así. No soy feminista, pero una aprende a que los hombres se aprovechan de la fuerza física que tienen y la hacen extensible en todos lados. Como mujer, tienes que estar combatiendo todo el tiempo”.
La antropóloga, investigadora y presidenta del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), Rocío Córdova Plaza, refirió que en la primaria le gustaba la egiptología y deseó ser arqueóloga. Más tarde “me di cuenta que mi interés era más bien la antropología, y seguí mi carrera en esa misma línea”.
Agregó que no basta con una correcta actitud familiar, sino que se requiere un ambiente propicio en los diferentes niveles escolares: “A las mujeres se nos canaliza a lo que se supone que es facilito: enfermería o ciencias sociales, como si no fueran ciencias. Sí, la actitud familiar es fundamental para animar a las niñas, pero no basta, hay, aún, límites, y la prueba es que no obstante que las mujeres estamos superando a los varones en licenciaturas, al ir avanzando en los posgrados tenemos más complicación desde nuestros mandatos de género”.
Hijos qué cuidar, padres y madres ancianos, adultos mayores, esposo o pareja que exigen atención… y la sociedad, afirmó, se encarga de decir que la voz de mujeres no es pública, ya que mesas de discusión, certámenes, premios, son dominados por los hombres. “Simplemente no se nos toma en cuenta, ahí es donde debemos incidir. Tenemos que ser un ejemplo para las niñas”.
LOS OBSTÁCULOS PERSONALES
El miedo es el principal obstáculo que señaló Cristina Piña en su carrera como científica. “Terrible. Pero cuando enfrentas muchas veces al miedo, dejas de tener obstáculos. Por ejemplo, mi primer marido, quien tuvo muchos celos académicos, al grado de decirme, o renuncias a la UNAM o me das el divorcio… Le di el divorcio, pero tuve mucho miedo”. Tuvo otra relación, y pasó lo mismo: celos académicos, sociales. Sus parejas no toleraron que una mujer fuera mejor en algo que ellos.
“De pronto todos se fueron, mis hijas se casaron y hasta la perra se fue con una de ellas, el marido se fue para siempre y me quedé completamente sola. Me costó muchísimo trabajo, tuve que entrar a terapia con un magnífico psiquiatra, y lo que me ayudó fue irme de sabático a España. Tuve que hacer muchas cosas para superar todo. Cuando regresé, ya no me daba miedo nada. Si pierdo todo de nuevo, ya volverá, y si no, no pasa nada. La vida es bellísima, y la vivo con la persona que más quiero en la vida, que soy yo”.
En el caso de la doctora Irma Domínguez, enviudó muy joven, quedando con tres hijas a su cuidado, pero “tuve la fortuna, primero, de contar con un esposo maravilloso que me apoyó, y después de su muerte, con muchas amigas de corazón y de vida que me ayudaron”. Pero lograr terminar maestría y doctorado, al mismo tiempo que trabajar y criar, fue una proeza.
Rosío Córdoba destacó el acoso y hostigamiento sexual que sufren las mujeres a lo largo de su vida escolar, muchas veces naturalizado por “profesores, estudiantes, compañeros, lo que por ejemplo se ha hecho evidente en los tendederos, y no es justo para las mujeres que emprendemos el camino de la ciencia, y esto debe ser reconocido y combatido con seriedad”.
Dijo que las mujeres tienen muchísimos más obstáculos que los hombres, y se necesita que se abran los espacios y se reconozca su capacidad. Hay muchos casos de mujeres cuyos logros han sido opacados e incluso robados por hombres, compañeros o parejas, “y tenemos que exigir nuestra presencia y nuestros derechos en cualquier ámbito, y la escuela es uno de ellos”.
Por último, el presidente municipal Hipólito Rodríguez Herrero invitó a conocer el trabajo de las niñas y mujeres en el campo de las ciencias, por lo que recomendó acceder a publicaciones como libros y revistas, “algunos muy divertidos, otros verdaderamente geniales, para acercarse al conocimiento científico, con mucho humor y alegría”.